martes, 20 de abril de 2010

En memoria de Aby Warburg (1): "La Palabra de la Imagen"

Nos complace desde Mnemos presentarles el primero de los textos homenaje al ilustre investigador de la cultura Aby Warbur, con motivo de la publicación en castellano de su Atlas Mnemosyne.
El texto es un recorrido al análisis iconográfico, metodología en la que Warburg destacó y creó escuela.

“La palabra de la imagen”

Aby Warburg es normalmente recordado como un Historiador del Arte, si bien su trabajo estuvo siempre más enfocado al estudio de los sistemas culturales a través de sus expresiones artísticas que a la historia del arte como tal. Es este interés por lo que rodea el arte, más que en el Arte como tal, si es que este Arte con mayúsculas existe, lo que da al trabajo de Warburg un toque especial. Fue en este sentido uno de los eruditos que reintrodujo el análisis iconográfico en el arte que se había perdido ya en el siglo XVIII en pro de un acercamiento más academicista al Arte, a pesar de existir algunas excepciones como la bien conocida del estudioso del arte y la cultura renacentista Burckhardt.

Si bien queda claro que Warburg innovó en su acercamiento al estudio del arte siguiendo el método iconográfico, deberíamos pensar en qué se entiende por iconografía y por qué este método creó escuela, conocida como la Escuela de Hamburgo ciudad donde Warburg trabajó. Cómo ya se ha señalado la Iconografía es un acercamiento a la imagen que cambia el propósito del análisis de la misma, puesto que da a las condiciones formales y estéticas de la imagen un valor secundario y se centra más en los aspectos internos de la misma, buscando aquello que queda oculto, es decir, se pretende leer una imagen con todas sus consecuencias, indagando en la obra que se analiza el trabajo intelectual realizado por el artista para su composición; desde este punto de vista se revalorizan dos nuevos aspectos de la imagen, la predisposición del artista hacia ella y al mismo tiempo la influencia que el pensamiento y las creencias de la época pudieron tener en el momento de su producción, según este método pues no solo el trabajo final que se presenta al público sería importante sino que también los bocetos y estudios preliminares a la obra serían elementos fundamentales a tener en cuenta; como el propio Warburg dijo en una de sus célebres citas:

“Dios también está en las cosas pequeñas.”

Un claro ejemplo de este método sería el estudio de pintura flamenca, tanto de los primitivos flamencos como de las escuelas posteriores, basta con mirar un lienzo firmado por Van Eyck o por Brueghel el Viejo para darse cuenta de en que las obras de estos maestros estaban plagada de objetos de la vida cotidiana o incluso de dichos y refranes populares que dotaban a la obra de un nivel simbólico.

La aplicación de este nuevo método se cimenta en diversas bases, una de ellas, y de la que posiblemente Warburg sea un excelente representante, es la multidisciplinariedad necesaria para el mismo puesto que la lectura de imágenes va más allá del mero gusto estético por lo representado en el cuadro o la fotografía. Así pues todos los componentes de la Escuela de Hamburgo -iniciada por Warburg y continuada por algunos de sus discípulos como Fritzl Saxl o Erwin Panofsky- estaban al mismo tiempo interesados en las representaciones simbólicas dentro de las obras de arte que estudiaban y en los sistemas culturales que rodeaban a los artistas. No eran únicamente historiadores del arte, sus intereses abarcaban también la Historia, Filosofía, Literatura y demás disciplinas que pudieran nutrir el estudio iconográfico de las obras. Fue incluso uno de estos discípulos, Panofsky, quien en su obra “Studies in Iconology” redefinió el método dando unas directrices que se sintetizarían en tres pasos a seguir, un primero basado en la descripción formal de la obra, seguido por un segundo basado en el análisis iconográfico en sentido estricto de la misma, y por último un tercero que sería la aplicación de la iconología, este punto se distingue del iconográfico a través del intento del estudio del propio significado intrínseco de los símbolos de la obra, sería ir más allá de la iconología. Panofsky consiguió sistematizar el método lo que no implicó que éste recibiera diversas críticas entre las que cabe destacar la postulada por Gombrich, quien reconocía en el tercer paso, iconología, una búsqueda del Zeitgeist así como señalaría la gran subjetividad que este tipo de análisis requiere. Otra de las limitaciones y críticas hacía los tres pasos de Panofsky fue la acusación de que éstos serían logocentrícos, es decir, se centrarían demasiado en la equiparación de las imágenes con sistemas de pensamiento reconocibles en las mismas lo que implicaría a su vez una cierta homogenidad cultural. Es cierto e innegable que, al igual que cualquier otro método, el iconográfico tiene sus limitaciones, pero al mismo tiempo fue una innovación en el acercamiento a las obras de arte, pues como el propio Warburg defendía era una inmersión total en la imagen, otra lectura en la que además de la belleza técnica y formal, la cultura, literatura, filosofía que rodeaban al artista y a la imagen eran parte integrante de la misma.

Si bien todos los discípulos siguieron al maestro, hemos de decir que de todos fue el propio Warburg el más dado a la multidisciplinariedad, pues si bien sus estudios sobre la obra de Botticelli le acercaban a los estudios artísticos, el célebre intelectual tenía en mente la creación de una Ciencia de la Cultura, que le llevaría a explorar ámbitos como la psicología o la antropología, dejando pues el arte al nivel de un vehículo a través del cual intentaba exprimir el estudio de una cultura en su tiempo y su rol en el cambio de las mentalidades, llegando a hacer sistemáticos estudios sobre los símbolos que en las obras de arte se encontraban con el convencimiento de poder profundizar de forma casi total en las imágenes. Posiblemente éste sea uno de sus mayores logros, así mismo esa idea de la utilización de la imagen artística como vehículo hacia el sistema cultural es posible que fuera una de las motivaciones que le llevaron a su última creación, el Atlas Mnemosine, un último y magnánime esfuerzo en el que el arte, la imagen, la psicología y la memoria se unían en pro de crear la ansiada Ciencia de la Cultura.
Bibliografía
Burke, P., Eyewitnessing: The Uses of Images As Historical Evidence, Cornell University Press, 2007.
Gombrich, E.H., Tributos. Versión cultural de nuestras tradiciones, Fondo de Cultura Económica, México, 1991.
Grupo Mnemos

lunes, 5 de abril de 2010

La Torre del Virrey. Revista de Estudios Culturales nº 8 (Enero - Junio 2010)

Ya se encuentra disponible el último número de la revista La Torre del Virrey. Revista de Estudios Culturales, tanto en formato físico, como en digital.
Esta publicación, dependiente del Instituto de Estudios Culturales de La Torre del Virrey, presenta en éste, su octavo número, los siguientes artículos:

En la sección de Estudios Culturales:

Janet Malcolm "La Clínica Robada"
Ramón Moreno Cantero "Las Dos Naturalezas del Paisajismo Fílmico"
Carlo Altini "La Filosofía Como Saber Crítico en la Edad Global"
Antonio Ansón "Sobre la Frontera entre Arte y Documento"
Luis A. Pardo Barrientos "Ondas"
Farid Benavides "Salsa, Rebelión e Identidad"
Ignacio Castro Rey "Transparencia Objetual y Obscurantismo Antropológico: ¿Qué es lo Excluído en la Arquitectura Contemporánea"

y en la sección de Representación del Intelectual:

Daniel Martín Sáez "La Actualidad del Pensamiento Decimonónico: Música y Romanticismo"
Julio Díaz Galán "El Espacio de lo Libre en Deleuza y Derrida"
Celso Luján García "Hermeneútica de la Obra de Francisco de Aldana"

en su Página en Blanco:

José Alfredo González Celdrán "Asnos, Éxtasis y Ergot"

y en la Contraportada:

Elio Vittorini "Libros-casa y Libros-umbral"